Carlos, querido Tío Carlos.
Hace dos meses que sufrimos tu ausencia.
Pero también hace dos meses que la memoria de tu vida, y los recuerdos, han cobrado un vigor extraordinario.
A veces son actos triviales : conectar Radio Clásica, prestar atención a las pinceladas de una pintura, coger el martillo y golpear un clavo, recorrer un párrafo en una lectura, esperar en el coche a que el tráfico se desatasque ...
Otras veces, deliberadamente, convoco tu presencia, te escucho argumentar, atiendo tu opinión. Me pregunto si Juan y mi padre estarán contigo en ese plano existencial que ahora transitas.
Los relojes van marcando también las horas de mi tiempo, avanzan inexorablemente hacia las campanadas últimas. Siento que un día tocarán a reunión. Que depende de mi si me llevo y dejo amor. Si me cruje el enfado o me guía la calma. Y formulo el deseo de que mi recorrido en esta vida sea valiente y bondadoso.
Tere ha venido de visita a España.
Tere me cuenta la parte tremenda de tus años de declive.
Me duele. Me desgarra escucharla.
Pero yo te recuerdo, compasivo, conteniendo mi aflicción, mis dudas.
Generoso, hablando y contándome.
Optimista, escuchando mis proyectos e ilusiones.
Y así quiero que sea.
Y así es.
Te quiero mucho, hermoso Ser Humano.